La movilidad de jóvenes y mujeres por la ruta de Centroamérica hacia Estados Unidos
Taller sobre el paisaje en Honduras. Mayo 2022
En la actualidad, la migración está planteando un desafío para la formación de sociedades que deben gestionar la autonomía territorial así como el tránsito de poblaciones por territorios que se entienden soberanos. Así, desde 2015, la migración se ha incorporado a los Objetivos de Desarrollo Sostenible del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y es un tema que se aborda desde hace décadas dentro de la política migratoria de la Unión Europea. Se trata, por tanto, de un fenómeno de interés para diversos sectores: académicos, políticos, organizaciones sociales, fuerzas de seguridad y ciudadanía. Dada la feminización de la migración en general, y en particular del Triángulo Norte de Centroamérica hacia EE.UU. (Hallock, Ruiz & Fix, 2018), consideramos importante analizar cómo los regímenes de movilidad afectan los cuerpos de las mujeres migrantes (Glick Schiller y Salazar, 2013). Para ello, este proyecto propone partir de cuatro variables: Violencia, Explotación, Trata y Desapariciones (VETD). Y sus opuestos: Cuidado, Estrategias de Supervivencia, Agencia y Presencia Legitimada (CSAP). Estas variables han sido recogidas del trabajo previo desarrollado por la investigadora en su tesis doctoral respecto a las mujeres que migran de Nigeria a Europa.
Proponemos abordar el tema centrando el estudio en el caso de las mujeres hondureñas que se van a EE.UU. Entre 2000 y 2010 ha habido un aumento del 94% en el número de emigrantes de origen hondureño, lo que indica que la tendencia se ha mantenido (Economic Commission for Latin America and the Caribbean, 2018). Los feminicidios en este país aumentaron un 257% entre 2002 y 2010, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), teniendo Honduras la tasa de homicidios per cápita más alta del mundo (Davidovich, 2014) Esta amenaza de violencia viaja con las personas migrantes en las diferentes etapas de la ruta, condicionando así el género, la clase y/o la racialización, las formas de migrar y los medios de transporte (Gutiérrez, 2017).
Partimos también de la premisa de que existe una estrecha relación entre el silencio y las experiencias de horror que viven las mujeres (Donato et al. ,2006), lo que facilita que los episodios de violencia se repitan con otros. Por lo tanto, el hecho de que las participantes de esta investigación narren sus historias biográficas se convierte en un desafío fundamental para la investigación y para su acceso a los sistemas de protección.