Paisajes de la ruta: Estados Unidos
Estados Unidos (EE.UU) es un país soberano constituido en una república federal constitucional compuesta por cincuenta estados y un distrito federal. Su capital es Washington D. C. y su ciudad más poblada es Nueva York. En el contexto de la ruta migratoria, su papel es fundamental en tanto es el destino ansiado por la población que migra desde Centromérica, América del Sur o desde el propio México.
El flujo migratorio desde los países del Triángulo Norte de Centroamérica (Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua) hacia los EE. UU. es muy significativo, alcanzando cifras que señalan que aproximadamente 3 millones de ciudadanos de estos países pueden estar viviendo de forma irregular en el país. De El Salvador procedería el 23% de la población, de Honduras el 8% y el 6% de Guatemala. Es indudable, por tanto, la dependencia de las economías del Triángulo Norte a las remesas, las cuales representan en torno al 10% del PIB de estos países (Abuelafia, 2018)
Sin embargo, los países del mencionado Triángulo Norte no han sido los más favorecidos por las políticas migratorias estadounidenses. En la década de los 80 y 90 se dieron los flujos migratorios más importantes, hasta la llegada de la Ley de Reforma y Control de la Migración en 1986. Tras los atentados terroristas de 2001 se recrudecieron las políticas securitarias, restrictivas y de bloqueo de entradas. De 2009 a 2017 hubo un nuevo boom migratorio hasta la entrada de la era de Donlad Trump con un discurso claramente xenófobo y anti-inmigración. En los años recientes ha habido una política de acogida a ciertas poblaciones (no estando entre ellas las nacionalidades del Triángulo Norte), como el caso de personas de origen venezolano o cubano, aunque de nuevo se reforzaron las medidas de control de la entrada también para ellos y ellas. (Migraboletín, 2021)
Esta política migratoria restrictiva y securitaria tiene consecuencias sobre las formas de ejercer el derecho a la movilidad. Una de ellas es tener que hacerlo por vías irregulares e inseguras donde los grupos del crimen organizado, en connivencia con las fuerzas y cuerpos de seguridad y los propios estados que conforman la ruta, pueden aprovecharse de su situación de vulnerabilización. Igualmente, una vez consiguen llegar, la perpetuación de su situación irregular conlleva la ocupación de peores puestos de trabajo y menores salarios, además de la consecuente invisibilización y carencias en cuanto a participación política y ciudadana. Ello se acentúa en el caso de las mujeres, como trata de evidenciar este proyecto.